Usar rodilleras ortopédicas y coderas puede ser necesario si sufrimos alguna lesión haciendo ejercicio, ya sea al aire libre utilizando una pulsera deportiva (por ejemplo la Mi Band 6) para medir nuestra actividad, o usando una cinta de correr en un gimnasio o en casa.
El uso de rodilleras es muy común debido a multitud de lesiones –roturas de menisco o de ligamentos, tendinitis, etc- debido a que es una articulación que carga con nuestro peso, por lo que una lesión en esa zona puede ser muy dolorosa y provocar además pérdida de movilidad y cojera. Ahora bien, ¿por qué y cómo se deben usar este tipo de soportes para las articulaciones?
¿Por qué usar una rodillera ortopédica?
Una rodillera es un soporte que se utiliza para la articulación de la rodilla, que puede estar fabricada en materiales como espuma, plástico, material elástico, e incluso muchas rodilleras tienen metal y correas para mejorar la sujeción. A menudo se usa una rodillera para el menisco; pero sea cual sea la razón, es importante seguir las indicaciones de uso de un profesional, mejor si es nuestro médico.
Muchas rodilleras de farmacia, donde se compran habitualmente, pueden servirnos para aliviar problemas puntuales de menisco o de tendinitis, por ejemplo; no obstante, es común también entre las personas que practican deporte usarlas sin tener ninguna lesión, simplemente para prevenirla o para evitar el dolor en la articulación. De ahí la importancia de contar con un buen asesoramiento: porque una rodillera mal escogida o mal colocada, puede causar más daño que bien.
¿Es bueno usar rodillera?
Hay una preocupación creciente en la sociedad por temas como la salud, el bienestar físico y la ergonomía, pero muchas personas practican ejercicio sin ningún tipo de asesoramiento o guía, y es fácil que aparezcan lesiones, dolores, inflamación, pérdida de movilidad…
En estos casos, la opinión médica está dividida entre quienes consideran que una rodillera puede ser una buena solución cuando aparecen dolores en la rodilla, y quienes piensan que sus perjuicios superan a los beneficios. Y es que hay que recordar que una rodillera es una ayuda, un apoyo, pero nunca debe ser un sustituto de la musculatura de la rodilla.
El principal riesgo cuando se utiliza una rodillera, sobre todo si lo hacemos por nuestra cuenta sin consultar a un experto, es que un uso prolongado va a provocar que la musculatura se debilite, llegando a crear una “dependencia” de la rodillera para poder usar la rodilla con normalidad. Por eso, si notamos que al quitárnosla nuestra rodilla pierde funcionalidad, quizás sea hora de prescindir de la rodillera. Y sobre todo: no debemos nunca dormir con la rodillera puesta.
¿Para qué sirve una codera?

En el caso de las coderas, como cualquier codera de farmacia que podamos comprar, su función es similar a la de la rodillera sólo que se utiliza en la articulación del codo. Así, podemos usar una codera para tendinitis, para disminuir el dolor, para dar estabilidad y calor al codo, o para inmovilizarlo en el caso de sufrir ciertas lesiones.
¿Qué es la epicondilitis?
La epicondilitis es un término que se asocia casi automáticamente al hablar de coderas y de lesiones de codo; también llamada comúnmente codo de tenista, se trata de una lesión provocada por la inflamación del tendón de los músculos extensores de los dedos y la mano.
Dicho tendón está insertado en la parte externa del codo, por lo que al mover articulaciones de la mano, especialmente la muñeca, sentiremos dolor en esa zona del codo. El dolor causado por la epicondilitis es continuo y puede limitarse al codo o, en ciertos casos, extenderse desde ahí hasta la muñeca.
Esta lesión se produce por un uso repetitivo de esta musculatura del antebrazo, o por usarla de forma indebida, por ejemplo con sobreesfuerzos; con ello, provocamos que el tejido muscular y del tendón sufra daños y se inflame, apareciendo el dolor.
A pesar de su nombre, es una lesión que se puede producir simplemente por atornillar y desatornillar con frecuencia, o en cualquier profesión o tarea que implique usar herramientas pesadas (de más de 1 kg.) o realizar movimiento de extensión del antebrazo o repetitivos, que impliquen giros con la muñeca. Incluso una mala postura mientras escribimos en el ordenador puede causar un codo de tenista.
Otra lesión bastante habitual que puede requerir el uso de una codera es la epitrocleitis, más conocida como codo de golfista; produce síntomas similares a los del codo de tenista, sólo que aparecen en la parte interna del codo, y está causada por una lesión en el tendón que se inserta en la parte interior del codo. Normalmente, el tratamiento es similar al de la epicondilitis.
¿Por qué usar una codera para epicondilitis?
El uso de una codera para la epicondilitis puede ayudar a relajar el tendón y limitar los movimientos de la musculatura del codo, ayudando a su recuperación. Normalmente, para tratar el codo de tenista se usa una codera específica, llamada cinta para epicondilitis, que busca comprimir el tendón de la zona afectada para limitar la fuerza que recibe de los músculos, consiguiendo así reducir la inflamación y lograr su recuperación.
En muchos casos, puede ser conveniente complementar el uso de rodilleras y coderas con algún tipo de suplemento vitamínico; muchos expertos recomiendan el consumo de colágeno hidrolizado con ácido hialurónico para fortalecer huesos, músculos y articulaciones, y evitar futuras lesiones.
En definitiva, el uso de rodilleras ortopédicas y coderas es una solución relativamente barata y en muchos casos adecuada para prevenir lesiones o, una vez que estas se producen, para reducir los tiempos de rehabilitación; pero siempre debemos usarlas sin abusar, y tras consultar previamente a un especialista acerca de cómo debemos utilizarlas… si no queremos agravar la lesión, o incluso causar otra nueva.
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